UN SONETO ME MANDA A HACER LA TARDE ,/
LO HARÉ CON LOS CÓMPUTOS DEL CIELO...
De Cintio Vitier son esos versos.
Y de Lope es siempre tal mandato.
Para un soneto hacer, redondo y grato,
Me basta con catorce mundos tersos.
Si ya cuatro habité según la cuenta,
ni cuenta me di. Y así es la vida:
escrita la letra, ya se olvida
y otra imagen irrumpe sedienta
de manos nuevas que la escriban.
Estas mías, por ahora, arriban
a la undécima línea del soneto.
A punto está de aparecer serena,
la sorpresa final de este terceto:
mi pasión total por Filomena.