Tuesday, April 18, 2006

Deportes, identificación y muerte

18-04-06:

Escribo un artículo para la revista En Equilibrio sobre la identidad y el deporte. Pienso en los fanatismos deportivos y en la hybris que éstos desatan. Es posible que mi artículo aborde esa arista del tema que me han propuesto los coordinadores de la revista.

Busco en google y encuentro una nota donde se informa que las precauciones de seguridad para el próximo mundial de fútbol en Alemania son mayores frente a los "hooligans" que frente al terrorismo. Desde luego, es más fácil detectar la acción de los primeros que la del segundo. Los "hooligans" casi siempre tienen fechas precisas para sus inmensas tropelías. No así los terroristas. Los primeros se exhiben antes del desastre. Dan la cara y hacen mucha bulla. Los segundos exhiben sólo el resultado de su acción furtiva. No es extraño, entonces, que la política de seguridad "antihooligans" sea más evidente y precisa. Detener a los "sospechosos habituales" (árabes inocentes como yo) y aplicar todas las medidas que después del 11 de septiembre se han venido afinando en aeropuertos y demás zonas de entrada, así como rezar para que esta vez no haya atentados, suelen ser las precauciones más socorridas en materia de terrorismo. Hay otras, desde luego, menos reveladas, pero que fatalmente son respondidas por una tecnología terrorista capaz de superar los más espectaculares efectismos del cine norteamericano. Espero que este año ni hooligans ni terroristas empañen el mundial de fútbol.

Quisiera también referirme a otros aspectos del tema y aprovecharlo para citar una anécdota que siempre me ha impactado. La recuerdo:

Un taxista de Florida un día de 1974 vio que la mano dura y terrible de su esposa apagaba el partido de béisbol en la televisión y escuchó esta condena bíblica: "¡Te me vas a trabajar!". El chofer se fue a trabajar y se perdió el histórico jonrón de Hank Aaron y, como es lógico, se suicidó.

Turco Najul

1 comment:

Anonymous said...

Ese jonrón 714 está muy comentado hoy en día, cuando el señor Bonds está a punto de igualar a Aaron. Lo que pasa es que ni Ruth ni Aaron usaron esteroides.