Thursday, December 30, 2004

La Cruz del Sur

SEXTINA PARA CRUZ DEL SUR


Hay nombres que son a veces una cruz
que a duras penas se soporta, y del
origen que poseen, de norte a sur,
queremos olvidarnos. Su caso no es,
precisamente, el que refiero. Su
caso es otro: está orgullosa del nombre
 

que le dieron para siempre, un nombre
extraño -según muchos- mas no una cruz
para llevar, pesada y a disgusto. Su
nombre es un tesoro oculto. Del
cielo vino y en el cielo está. No es
sólo un nombre. Es un signo del sur,
 

la inmensa maravilla del vasto sur,
el conjunto estelar, que, sin nombre
todavía para Dante, fue ayer y es
hoy aún, la más hermosa forma de cruz
que fabular pudiérase. Salió del
reino de Dios, deseoso de mostrar su
 

máxima escritura celeste, su
gran dibujo austral, su guía del sur.
Ella también es un trasunto del
infinito esplendor que su nombre
entraña. Ella es lumbre como la cruz
de cuatro estrellas enigmáticas. Es
 

astro de amor que se prodiga. Y es
apoyo para todos. Lo es para su
casa, que venera a San Juan de la Cruz
como  letra viva y resplandor del Sur,
y del Norte, el Este y el Oeste. Es nombre
cardinal de esa morada. En pos del
 

centro que su corazón alberga, del
espacio pleno de su alma –que es
sol imantado y también nombre
de madre, esposa, cocinera- su
paso seguimos hasta el profundo sur
o hasta el misterio de la Rosa Cruz,
 

de donde viene el fulgor de su nombre.
Todos la llamamos Cuchi, pero Cruz del
Sur es el don asombroso de su gracia.

 

 

 

 


Wednesday, December 29, 2004

Quevediana

Miré los muros de la biblioteca mía
y desistí de buscar ese volumen de Pavese
que tanto quería releer.

Friday, December 24, 2004

Soñé con un endecasílabo

24-12-04:

Soñé con un endecasílabo de Lezama Lima, pero no lo recuerdo ahora. No importa. Va a reaparecer hoy cuando revise uno de sus libros. Prometo iniciar con ese verso una sextina, la sextina que me toca escribir antes de que termine este año.

Thursday, December 09, 2004

Y por el norte, el mar de las Antillas

09-12-04:

Y por el norte, el mar de las Antillas. Es el título del bellísimo texto que Eduardo Gil nos mostró el domingo pasado en el Teresa Carreño, mientras los relatores de las diversas mesas se querellaban por puntos, comas o por algo más grave: falsificaciones de la relatoría.

Eduardo escribió una página y media en la que recobra un momento estelar de su vida: la primera clase de geografía de Venezuela.

Eduardo Emilio, desde los Andes, imagina un mar desconocido. Se lo lleva a su casa y lo atesora por años y años, hasta el día en que decide escribirlo. Ahora ese mar no es sólo suyo.
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P. S: Curioso. Hace poco recordaba el título de un cuento de la fallecida Esdras Parra: Por el norte, el mar de las Antillas. Es la poesía desbordando los límites.